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La  VERDAD  ACERCA  Del  INFIERNO

     Ha habido un pronunciamiento del Papa de que la doctrina de un infierno de fuego enérgicamente predicada por la iglesia como una ayuda para reprimir, realmente ha sido una tendencia casi universal a alejar de Dios.  
     El Papa explicaba que mientras es dado que la esperanza de ir al cielo al morir es un motivo mucho más preferido para servir a Dios, no es tan efectivo como se esperaba, y así, la única alternativa es recurrir a la predicación de un infierno de fuego, que a través del  temor de este terrible castigo, la gente pueda ser mantenida más felizmente en línea con la iglesia.
     Sin hacer caso de qué efecto tendrá el pronunciamiento del Papa, en la opinión pública o específicamente en los católicos, es muy importante que con empeño toda la gente piense en averiguar, si es posible, cuál es la justa verdad acerca del infierno.  ¿Es enseñada en la Biblia la idea actual de una eterna tortura para los malvados?  Si no es así, ¿de dónde se originó esta idea?  Vamos a investigar estas inquietudes brevemente, para ver qué encontramos.
     La palabra infierno en sí misma es de origen anglosajón, y antes que fuera usada en las traducciones inglesas de la Biblia, simplemente significaba un estado escondido u oculto.  Por ejemplo, el hecho de enterrar las papas en la tierra para protegerlas durante el invierno era llamado “escondiendo” (helling en inglés) las papas.  Aún en Gran Bretaña se continúa con la costumbre de esconder las papas.  Colocar un techo de paja sobre una casa era llamado “escondiendo” la casa, pero esto no quería decir, colocar la casa sobre el fuego.
     En el Antiguo Testamento hay sólo una palabra que es traducida por infierno en la Versión Común de la Biblia en Inglés.  Aquella palabra es seol.  Esta palabra aparece en el Antiguo Testamento sesenta y cinco veces.  Es traducida por infierno treinta y una veces y por abismo tres veces.  Obviamente, a esta inconsistencia en la traducción se ha sumado la confusión que existe en la mente del público con respecto al estado de los muertos.
     En realidad, los traductores de la Versión Común de la Biblia en Inglés no eran Católicos, pero vivieron en una época cuando la inspirada doctrina papal de un infierno de fuego y condenación, era completa y generalmente aceptada, aún en los círculos protestantes, y naturalmente esto influenció su trabajo en un alto grado.  Desde entonces, el significado original de la palabra infierno, que es, encubrir u ocultar, no fue tan diferente de aquella para tumba o abismo, tal vez los traductores tomaron esto en consideración, facilitando así sus consecuencias al usar la palabra infierno para traducir seol.
     Pero ellos establecieron este imposible al usar la palabra infierno en toda instancia como una traducción de la palabra hebrea seol, pero al hacerlo así, podrían haber colocado a algunos de los más fieles siervos de Dios, mencionados en la Biblia en un lugar de tormento; por lo tanto, ellos desviaron y pasaron de infierno a tumba como convenía a su mejor propósito.
     Por ejemplo: La primera vez que la palabra seol aparece en el Antiguo Testamento es usada por el buen patriarca Jacob.  El suponía que su amado hijo José había sido muerto por una bestia salvaje, y su corazón estaba quebrantado por esta gran pérdida.   Lamentándose por José él dijo: “Descenderé enlutado a mi hijo hasta el seol.” (Gén. 37:35)  En este texto los traductores nos han dado la palabra “tumba”, pero de otra manera esto podría haber revelado que Jacob creía que José estaba en el infierno y que él también esperaba ir allí cuando muriera.  Con el significado papal de tortura que ha sido agregado a la palabra infierno, esto debe haber sido suficiente para que el lector común lo aceptara.
     El profeta Job oró para ir al seol, pero al traducir esta oración los traductores vertieron la palabra “tumba” (Job 14:13)  Job había estado pasando por muchas privaciones y sufrimientos.  Había llegado al punto donde él sintió que no podía aguantar más tiempo, así que le pidió a Dios que le permitiera ir al seol donde él sabía que podía estar en descanso. (Job 3:17-19)  Los traductores de la Biblia nos dieron la palabra infierno en este caso, los lectores de la Biblia pronto deberían haber aprendido que el infierno de la Biblia no es un lugar de tormento, sino un estado de inconsciencia - ellos sabrían que Job no deseaba ir a un lugar donde su sufrimiento pudiera ser acrecentado y en donde éste podría durar para siempre.  
     Otro profeta del Antiguo Testamento nos define seol en palabras no inciertas, diciendo: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.”  (Ecle.9:10)  ¡Qué maravillosa revelación de verdad podría haber tenido este texto, si los traductores nos hubiesen dado aquí la palabra infierno para traducir seol, en lugar de la palabra tumba como ellos lo hicieron!
     El punto es que seol es el único infierno del Antiguo Testamento - el único infierno que el pueblo de Dios había enseñado por un período cercano a los 4000 años.  Y ¿qué clase de lugar era este?  Este era un lugar de tranquilidad y descanso, un estado de inconsciencia acerca del cual, ellos fueron enseñados por los profetas, y ambos, los justos y los malvados iban al lugar de los muertos, allí aguardaban el tiempo cuando, por el poder del Creador, ellos serían restaurados a la vida en la resurrección.
     Los hechos concernientes al infierno como ellos los han expuesto en el Nuevo Testamento, están plenamente en armonía con lo que es revelado en el Antiguo.  El Nuevo Testamento fue escrito en lengua Griega, y aquí la palabra Griega hades corresponde a la palabra Hebrea seol del antiguo Testamento.  Nosotros sabemos esto porque el apóstol Pedro, en un sermón predicado sobre el Día de Pentecostés, citó un texto del Antiguo Testamento en el cual la palabra seol aparece, y al hacerlo, él tradujo seol por la palabra Griega hades.
     El texto citado por Pedro en esta ocasión fue el de Salmos 16:10.  Es una profecía acerca de la muerte y resurrección de Jesús, declarando que el alma de Jesús no sería dejada en el seol.  Primero que todo, esto prueba que Jesús fue al infierno del Antiguo Testamento cuando él murió: y prueba también, que el infierno del Antiguo Testamento es el mismo infierno del Nuevo Testamento.  En ambos casos los traductores usaron la palabra infierno.  Aquí, ellos fueron atrapados en un dilema, porque si hubieran usado la palabra tumba, podrían haber colocado el alma de Jesús en la tumba, lo que habría sido correcto, pero esto no hubiera armonizado con la otra doctrina papal concerniente a la inmortalidad del alma.
     Debemos estar contentos porque Jesús fue al infierno bíblico cuando él murió, porque de esta manera proveyó redención para aquellos que están allí.  En Apoc. 1:18 Jesús mismo declara con relación a esto diciendo:
     “Y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos...y tengo las llaves del infierno y de la muerte.”
     El uso del término llaves por Jesús, es su manera de asegurarnos que El abrirá la gran prisión - casa de la muerte y dejará a sus cautivos libres.  Esto está en completa armonía con los dos últimos usos de la palabra infierno en la Biblia - que están en Apoc. 20:13-14.
     Aquí Juan nos dice que el infierno dará a sus muertos; y que después éstos serán destruidos.  El símbolo usado para describir la destrucción del infierno es un lago de fuego.  Es generalmente supuesto que “el lago de fuego” sea el infierno bíblico, pero no es así.  Lo que Juan nos dice es que es la muerte segunda, y que en ésta, la muerte y el infierno serán destruidos.  El fuego es uno de los elementos más destructivos conocidos por la ciencia, y el Señor lo emplea en su Palabra para describirnos la destrucción.
     Hay otra palabra Griega en el Nuevo Testamento que es traducida por infierno, y es la palabra Gehena.  Este era el nombre de una hondonada profunda situada en las afueras de Jerusalén, y que era usada como un lugar para el depósito de los desechos animales y las basuras de la ciudad.  El fuego era mantenido ardiendo en la Gehena a fin de que se llevara a efecto la destrucción de todo lo que fuera tirado al valle.
     Por causa de las circunstancias asociadas con la Gehena y porque Jesús conocía que el pueblo de su tiempo podía comprender su significado, El usó esto como un símbolo de destrucción.  Nunca nadie fue atormentado en la Gehena - esta era usada exclusivamente para propósitos destructivos.  De hecho, a los judíos les estaba prohibido el uso de la tortura de cualquier clase, aún de animales.
     Que el uso de la Gehena de parte de Jesús era con el propósito de simbolizar destrucción, se desprende claramente de su declaración:
     “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mat. 10:28).
     Los traductores usaron aquí la palabra infierno como una traducción de Gehena, y es bastante raro que el lector sincero de la Biblia no haya notado que es un lugar de destrucción y no de tormento.
     En otra referencia a Gehena, Jesús intensifica el cuadro de destrucción para referirse a los gusanos que infestaban los cadáveres de animales allí tirados.  Hablando de atracciones adversas que puedan venir a la vida del cristiano para apartarlo lejos del Señor, y simbolizando éstas con cosas altamente valiosas como las manos y los ojos, El dijo que era mejor cortar una mano o sacar un ojo, antes que ser echado en la Gehena, donde el gusano nunca muere y el fuego no es apagado. (Mat. 5:29-30, 18:8-9).
     Nos hemos dado cuenta que el fuego estaba permanentemente ardiendo en la Gehena, así que toda cosa que era echada en el valle era destruida.  En el evento de que el cadáver de un animal arrojado a la hondonada, no fuera alcanzado por el fuego sino que quedara enredado en alguna parte de la ladera, éste iba a ser destruido por los gusanos.  De esta manera, con estas poderosas ilustraciones, Jesús confirmó la enseñanza universal de la Biblia de que la paga del pecado es muerte y no tormento.
     Las Escrituras enseñan que “el alma que pecare, esa morirá” (Eze. 18:20), no será torturada eternamente.  Así que, al decirnos que la paga del pecado es muerte, el apóstol Pablo también declara que “la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23)  De este modo, es enfatizada de nuevo la esperanza de una resurrección de los muertos, de todos aquellos que han sido redimidos por Cristo.

     ¿Qué más declara la Biblia acerca de la muerte?

1. ¿Cómo  fue traída la gente a la tierra?  Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Génesis 2:7.

2. ¿De qué manera describe la Biblia a los muertos?  Como aquellos que están durmiendo. 1 Tesalonisenses 4:13.

3. ¿Y dónde duermen los muertos?  En el polvo de la tierra. Daniel 12:2.  Todos son de polvo. Eclesiastés 3:20.

4. ¿Qué sucede a las personas en la muerte?  El polvo retorna a la tierra...y el espíritu retorna a Dios.  Todos van a un mismo lugar, todos son de polvo y todos vuelven a ser polvo de nuevo.  Eclesiastés 12:7, 3:20.

5. ¿Cuál es este espíritu que retorna a Dios?  El cuerpo sin el espíritu está muerto.  Santiago 2:26.  El espíritu de Dios está en mis narices. Job 27:3.  Por lo tanto, el aliento y el espíritu son la misma cosa.

6. ¿Qué es el alma entonces?  Dios formó al hombre del polvo… y sopló en sus narices el aliento de vida y el hombre vino a ser un alma viviente. Génesis 2:7.  Por consiguiente, el cuerpo (polvo) + el aliento (espíritu) = un alma viviente.

7. ¿Puede un alma morir?  El alma que pecare esa morirá. Ezequiel 18:20.  Todos hemos pecado. Romanos 3:23.

8. ¿Hay alguno con inmortalidad? 1 Timoteo 6:16 nos dice que sólo Dios tiene inmortalidad.

9. Bien,  ¿la persona muerta sabe alguna cosa?  Los muertos nadan saben. Eclesiastés 9:5.

10. ¿Pueden los muertos orar a Dios?  Los muertos no oran al Señor. Salmos 115:17.

11. Cuánto podemos saber acerca de Dios después de muertos?  Porque en la muerte no hay memoria de ti. Salmos 6:5.

12. ¿Podemos trabajar o estudiar después de morir?  No hay trabajo...ni conocimiento, ni sabiduría en la tumba. Eclesiastés 9:10.

13. Entonces,  ¿van los justos directo al cielo?  David no subió a los cielos. Hechos 2:34.

14. ¿Cuándo dice David que estaría satisfecho?  Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza. Salmos 17:15.  Y los muertos serán levantados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 1 Corintios 15:52.

15. ¿Para quién es la redención de la tumba?  Porque por cuanto la muerte entró por un hombre...también en Cristo todos serán vivificados. 1 Corintios 15:20-21.

16. ¿Qué dos grupos distintos serán resucitados?  Ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. Hechos 24:15.

17. ¿Cuándo tomará lugar la resurrección de los justos?  Porque el Señor mismo descenderá del cielo...y los muertos en Cristo resucitarán primero. 1 Tesalonisenses 4:16.

18. ¿Cuándo tomará lugar la resurrección de los injustos?  Y ellos (los justos) vivieron y reinaron con Cristo mil años.  Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Apoc. 20:4-5.

19. Pero, ¿cuánto tiempo vivirán los justos?  Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios,  al ser hijos de la resurrección. Lucas 20:36; ya no habrá más muerte. Apocalipsis 21:4.

20. La piedra angular del reino de Satanás ha sido la mentira “no moriréis.”  Esta es la mentira que le dijo a Eva en el Edén, y ha estado diciendo a la humanidad desde entonces.  Y a través de los siglos, Satanás ha obrado grandes milagros, mediante personas que afirman recibir su poder de los muertos.  Los magos de Egipto  (Exodo 7:11); la hechicera de Endor (1 Samuel 28); los brujos (Daniel 2:2); y la muchacha (Hechos 16:16-18).  Satanás obra poderosamente hoy, a través de los líderes religiosos para engañar a los incautos al declarar que los muertos no están realmente muertos, sino que viven y que ellos pueden comunicarse con los vivos.

21. ¿Qué ordenó Dios que debía hacerse a aquellos que enseñen que los muertos están vivos?  El hombre...o la mujer...que invocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir. Levítico 20:27.

22. ¿Pueden los demonios obrar milagros?  Pues son espíritus de demonios que hacen milagros. Apocalipsis 16:14.

23. ¿Cómo puede el pueblo de Dios evitar ser engañado?  (Ellos)  recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Hechos 17:11.  ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. Isaías 8:20.